sábado, 18 de mayo de 2013

Domingos

Domingo.
Perfume a torta
hecha en el horno.
Perfume de naranjas
madurando
en invierno.
Expectativa de paseos
de la mano
del abuelo.
Bajo un sol tibio,
con el celeste cielo
y blancas nubes
esparcidas.
Domingo.
El baño tibio
temprano.
La tarde apacible,
el camino
desparejo de hierba.
Domingo.
El olor dela yerba
mojada en el mate.
La risa de la abuela,
los rezongos
del abuelo.
Domingo.
Extraño mi infancia,
alegre e inocente.
Añoro a mi familia
desparramada
por el tiempo,
las desavenencias
y la muerte.
Domingo.
Extraño el amor
que no tengo
y los hijos
que se
fueron.

¿Mi nombre?No importa.
Soy una guerrera,
una amazona.
Una de ésas,
ignoradas,
y tan
iguales.

Las que se echan a la espalda
el carcaj lleno de flechas,
hirientes saetas enemigas
que pretenden hundirlas.

Las que se calzan los guantes
y van limpiando la sangre
de las heridas
que reciben.

Las que se llevan al frente
de batalla la sonrisa
aunque el pecho tengan
inundado de llanto.

Las que pelean con la escoba
el polvo de los malos recuerdos
y con el plumero las telarañas
del olvido.

Las que beben agua salada
todos los días en silencio
porque nadie ve sus lágrimas
cuando arreglan un florero.

Las que lastiman sus manos
limpiando de sus vidas
las malas hierbas, los abrojos
y las espinas.


Ni heroína ni mártir.
Sólo mujer.
Esto de vivir
duele.
Y amar
también.
Ponerle el pecho
a las balas,
sin chaleco
y sin armas.
Sin escudo
protector
me enfrento
al dolor.
Y me rindo
sin luchar
por el solo
privilegio
de amar.

La niña que era
tenía temores
         y dudas.
La mujer que soy
tiene certezas
        y un futuro.
La niña de ayer
bebía ilusiones
         y sueños.
La mujer de hoy
teje esperanzas
y crea caminos.
La niña que fuí
sufrió desengaños
         y desamores.
La mujer que soy
no le teme a nada
         tiene valor
para la renuncia
         y el dolor.


A mis hijos les dejo
el futuro maravilloso,
todo el mundo,
todos mis sueños
y aquí grabado
el deseo
de que sean
felices y buenos.
A mis amigos
lego mi mejor
recuerdo
y esa palabra
sencilla y clara
de ánimo.
A mis hermanas
les heredo mis sueños
compartidos con ellas
y la infancia
con jazmines y rosas,
con penas y llantos,
lunas y estrellas.

Y a tí, mi amor,
que nunca
me amaste,
a ti te dejo
un beso alado,
un sueño
perdido...
y esos hijos
menos tuyos
que míos.
Y a ti, mi amor
imposible,
soñado e inaccesible,
te dejo
la luz de mis ojos,
mi vida pasada,
presente y futura,
el aire que respiro,
el cielo, y la tierra
que me cubre.

A ti que me ves
sin verme
te dejo el sol
que ilumina
mis días sin ti,
la lluvia que riega
mis penas,
el viento que azota
mi soledad,
las espinas
de mis rosas,
la dulzura amarga
de mi ausencia,
el rugido del trueno
en la tempestad
de mi alma.

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